miércoles, 1 de mayo de 2013

1º de mayo Día Internacional de los trabajadores. Disertación de Luis en el Foro




Primer Encuentro del Foro “Trabajo y Salud Mental” organizado por la Asociación de Psicólogos y la Red Iberoamericana de Factores Psicosociales y Laborales, 1º de abril de 2009, Buenos Aires.

Disertación de Luis Benencio, presentado como "dirigente sindical, integró la Comisión de Obreros, la primera de su tipo en los Astilleros Astarsa, que tomó a su cargo el control de la seguridad para la prevención de accidentes laborales en dicha empresa. Participó de los cursos de formación en Salud Laboral  y en las Jornadas de Salud de los Trabajadores organizados por el Instituto de Medicina del Trabajo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Fundó el Centro de Estudios del Trabajo".

En realidad vengo a charlar. ……… cuando nosotros tomamos la fábrica, y tomamos el control obrero el 21 de diciembre, recurrimos al Instituto de Medicina del Trabajo y …….. no creo que dé bien el examen, pero voy a tratar de decir algo.

En mi vida, digamos, hay tres etapas con respecto a este tema.

La primera etapa tiene que ver con mi experiencia como obrero en los astilleros Astarsa, en la que, como decía Deolidia, y es cierto, lamentablemente también tengo  que hablar de las desapariciones, de las muertes, y de lo que impactaban en nosotros. ¿Qué es lo que quiero decir? Mi ingreso a Astarsa fue en los años 70, yo entré en el 72 y estuvimos hasta el 76, en que ……… nos sacó. Esta primera etapa como obrero naval, fue una experiencia muy dura, muy cruda. Yo no había hecho la colimba, no había hecho nada y de repente entro a descubrir que la industria naval es una industria muy fuerte, donde los trabajos son muy duros, donde los juegos entre los laburantes son juegos duros; para que ustedes tengan idea, por ahí venía un día y el cofre te lo violentaban,  por ahí salía del cuarto y el guinche te volaba sobre la cabeza. Digamos que por la característica del trabajo, había mucha agresión, mucha violencia muy fuerte. Ustedes le podrán dar un nombre técnico, yo la cuento como la sentía. Y esa experiencia era acompañada por algo que era peor: los que estábamos ahí nos empezábamos a enterar que cada barco que se construía –la construcción de un barco tarda un año y medio o dos- se llevaba uno o dos vidas. O sea, por cada barco que se construía, inexorablemente uno o dos compañeros tenían que morir, porque no había posibilidad de otra cosa. Esa era la lógica de la patronal. La lógica de la patronal: lamentablemente, nosotros hacemos todo lo posible para que no haya accidentes, pero hay cosas que son inevitables.
¿Qué hicimos un grupo de jóvenes que empezamos a trabajar ahí? Primero, empezar a rebelarnos contra esa lógica. Y la única forma de rebelarnos era ir construyendo en conjunto una agrupación, algo que nos nucleara y nos posibilitara en algún momento rebelarnos contra esta lógica. Esta rebelión se dio en una etapa muy especial del país que fue en junio del 73. Ubico tiempo y espacio porque me parece importante: gobierno de Cámpora, para mí, en lo personal, cuarenta y nueve días o más de mayor libertad de mi vida, de los sesenta y cuatro que tengo –y no soy peronista, lo aclaro-. Son los días que yo viví con mayor libertad. Sobre fines de mayo, en un doble fondo de un barco, se nos incendia un compañero vivo, cuando sale el fuego se aviva, y termina carbonizado, es llevado al hospital y a las horas falleció. Y los jóvenes, que  ya veníamos organizando cómo rebelarnos contra esto, decidimos tomar la fábrica en ese momento, con rehenes, los gerentes y el vicepresidente de la empresa. Mantuvimos el conflicto siete días, con intervención de juez, que mandaba todos los días para revisar cómo estaban los rehenes, con médico. Digo esto para diferenciar cómo los tratábamos nosotros a los rehenes de cómo nos trataban desde el 76 a nosotros. Bueno, ganamos el conflicto. Y dentro de las reivindicaciones que pedíamos –la reincorporación de los despedidos, liberación de presos políticos, aumento de sueldos…-, el eje central era el control obrero de las condiciones de trabajo. Pensado desde hoy, era audaz, porque era hacernos cargo de algo que no conocíamos. Era audaz. Y esto es interesante porque que fuera audaz era a su vez… Digamos, era una año de mucha fuerza; nosotros trabajábamos con JTP, estaban los Montoneros, y nos sentíamos fuertes. Y este conflicto nos dio más fuerza todavía. Nos encontramos con el control obrero de las condiciones de trabajo, porque era algo evidente, digo, saber cómo era la prevención, cómo era esto de …., cómo era esto de la ….. Por suerte articulamos nuestro desconocimiento de lo teórico, de lo técnico -pero con nuestro conocimiento como laburantes en el lugar de laburo- con los conocimientos científicos de los compañeros del Instituto de Medicina del Trabajo, que nos posibilitaba ir trabajando el día a día. También hicimos convenio con la Universidad Tecnológica para las mediciones de los gases, de los ruidos (el tema de los ruidos era un drama impresionante). Bueno, en este día a día de trabajar esta articulación de laburantes y técnicos, científicos, médicos, llevamos adelante este control obrero que duró unos tres años, del 73 al 76. En esos tres años se construyeron dos barcos y medio, y no hubo ni un solo accidente de trabajo, lo cual demostró que nuestra lógica era la que tenía razón y no la de la patronal, cuando la patronal nos había convencido de que tenía que haber accidentes mortales.
Este tema de los accidentes hoy en la Argentina en la mayoría de las empresas sigue existiendo, es un problema serio; yo siempre pongo cifras que son elocuentes: cerca de mil trabajadores en blanco se mueren por año por accidentes de trabajo. Si tomamos un período de diez  años, diez mil trabajadores; si contamos los que trabajan en negro, veinte mil trabajadores se mueren por año por accidentes de trabajo. Es un pequeño genocidio que sucede y que nadie lo toma. Esto que digo yo, serán diez mil, veinte mil, nadie lo toma en cuenta, no son temas que se tomen.

Bueno, esta fue mi primera parte, mi introducción al tema salud y trabajo. Luego viene la segunda parte. Cuando se termina la dictadura, nos juntamos con otros compañeros con los que habíamos trabajado este tema en los 70, ya en el 84, y formamos lo que llamamos el Centro de Estudios del Trabajo. ……… Estuvimos ocho años trabajando el tema de prevención, capacitación, investigación en el tema salud mental y trabajo. Y ahí nos tocó otra problemática -la de los 70 seguían estando-, se agregaba un fenómeno que no estaba en los 70, que era la flexibilización laboral. Nosotros en ese momento trabajábamos en varios sindicatos - …….. , Quilmes, ceramistas, publicidad, en fin, en varios sindicatos- y trabajamos estos temas. Sobre todo en la industria metalúrgica veíamos la crudeza de la flexibilidad laboral. ¿Qué significaba la flexibilidad laboral? En ese contexto histórico, significaba todos los días hubiera una devaluación del diez por ciento y los trabajadores tenían que salir a negociar mayor producción para poder aumentar su salario. O sea, iban los delegados, los sindicatos; al hacer presencia, bueno: “Nosotros queremos aumento de sueldo.” –“Sí, se los vamos a dar, pero ustedes tienen que ayudarnos a nosotros también, produzcan una o dos piezas más.” Y así, en esos años, uno veía cómo el trabajador terminaba destruido totalmente, porque aumentar la producción tiene un techo y la inflación seguía, diariamente o mensualmente.
Esa fue una etapa muy, muy difícil porque –también es cierto- a los sindicatos este tema les cuesta mucho, cuesta mucho que lo entiendan.
En todo caso –como decía Deolidia-, hasta capacitación prestamos siempre. Ahora, con la capacitación sólo no basta, es una parte. Cuando hay que llegar a trabajar en la producción, cuando hay que ahorrar tiempo, el tema de tomar medidas contra los riesgos es secundario, ahí ya se justifica todo, los sindicatos…  muy pocos lo toman. Yo sé que los docentes –tengo amigas setentistas- lo toman, pero en general no lo toman.
Bueno, en esos años trabajamos bastante y luchábamos bastante con los sindicatos para que nos dieran la oportunidad de poder profundizar en estos temas, con resultados bastante magros yo diría muy magros.
Después, yo tengo una tercera etapa que es hoy, en Judiciales.

Hoy estoy trabajando en la Federación Judicial Argentina, pertenezco al Centro de Estudios de la Federación. En esta última etapa, como la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, estaban los llamados muy grandes y el tema capacitación. Nosotros hacíamos capacitación en todo el país para los judiciales y ya estamos por hacer el segundo curso. Pero debo ser honesto, un poco lo que les decía recién: tiene como una primera etapa de entusiasmo donde algunos dirigentes piensan que con esto ya está. Son los primeros que te dicen: “che, hay que capacitar, capacitar, capacitar”, pero… En general, es así, aceptan que haya que capacitar. Ahora, yo siempre digo de ir  un poquito más a fondo. Como eso no lo pueden manejar, entonces les cuesta aceptar que lo que sigue es el trabajo; eso tiene que tener atado el manejarlo; se da mucho en el ámbito sindical en general. Darle una continuidad.

Digo, esa es más o menos mi experiencia. Piensen, hay cosas tan absurdas, tan ridículas, que trabajamos con una ley de higiene y seguridad hecha por el gobierno de Lanusse y reglamentada por el gobierno de Videla. Y ningún gobierno popular de los que pasaron desde ese tiempo, pudo mejorarla.

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