domingo, 20 de mayo de 2012

Leer a Luis, a 39 años de la toma de ASTARSA




Transcripción del capítulo escrito por Luis Benencio:
"La forma de la historia
Luis Benencio,
nacido el 11 de febrero de 1944

Cómo los tratamos nosotros a ellos y cómo nos trataron, des­pués, ellos a nosotros. Esa es la gran diferencia ...
De hecho el primer regalo que tuve yo en serio, porque mis vie­jos eran muy cagados de hambre, era los que mandaba el Correo Cen­tral. Mi papá trabajaba en los barcos areneros que van a buscar arena al Paraná y la traen. No eran peronistas politizados. Eran de los que recibían la máquina de coser. Yo tengo una anécdota respecto de eso. Como mi mamá era enferma, estuve internado en colegio de huérfa­nos, cuatro años. Justo cacé el 55, cuando lo echan a Perón y ¿sabés cuál fue el recuerdo más impactante para mí? Cuando entré nos da­ban el traje, nos daban tres platos de comida, estábamos bien, nos lle­vaban al cine, nos llevaban a los circos y ¿sabés lo que me quedó?: que nos sacaron el postre. Me acuerdo que lo que más esperábamos todos los chicos, como chicos que éramos, era el postre. Cuando se fue Pe­rón, se fue el postre. El postre era nuestra expectativa en cada comida.

"El vestuario de los menores es renovado cada seis meses y se incluyen en los menúes aves y pescados, por lo que, desde el punto de vista material, la atención de los internos es suntuosa, excesiva y nada ajustada a las nor­mas republicanas que convienen para la formación austera de los niños".
Informe de la Comisión Investigadora de la "Revolución Libertadora", 1955.

Después en mi vida sucede una cosa inesperada.
Cuando se me terminaron las vacaciones y debía volver a la es­cuela, un vecino le dice a mi viejo y a mi vieja:
-¿Para qué lo van a llevar? Yo le doy laburo.
El hombre tenía una lonería. Así me libré del colegio y lo más hermoso de eso eran las "meriendas literarias". ¿Qué pasaba? Este hombre nos juntaba a los pibes del barrio, paraba ellaburo y nos ha­cía escuchar a Caruso, a Beniamino Gigli, nos leía Schopenauer ... Era un derroche del que ojalá hubiese aprendido un diez por ciento. Era un tipo maravilloso.

Cruzado de historias
El primer hecho político de mi vida fue cuando echan del Hos­pital San Fernando a dos médicos, uno de los cuales había operado a mi vieja y era amigo de este hombre, lo echan por comunistas y no­sotros salimos a juntar firmas y a distribuir un periódico. Debía tener 12 ó 13 años entonces y yo estoy cruzado de peronismo, ni hablemos del PC, pero los argentinos tenemos que ser de una sola cosa, como que no podés tener mezclas, ser de varias procedencias. Pero así es, yo no podría decir que soy puro de algo.

El doble fondo
En el 70, más o menos, un amigo me hace entrar a ASTARSA. Eran astilleros con una gran población trabajadora, alrededor de mil, qui­nientos navales y quinientos metalúrgicos. Dueños eran los Braun Cantilo, dueños del Banco de Galicia. Los mismos de la famosa his­toria de la Patagonia, la historia de la masacre de los obreros rurales en 1923. Además había gente de la Marina. Estaban los Alemann, aunque no figuraban ...
Todos los 24 de Marzo nos reunimos en el Tigre, a las puertas del astillero que hoy son ruinas, para recordar. Y cada año se acerca uno más para recordar el aniversario del golpe de estado de 1976.
En general, cuando te ven, todos creen que estás muerto ...
Los primeros 30 días en ASTARSA consistían en lo que se llamaba la Escuelita. A los que no sabíamos nada, nos enseñaban el oficio de calderero. Se le dice así al que arma el barco. Oficial o, en el caso nuestro que recién entrábamos, Ayudante. Punteábamos. Después viene el soldador y suelda. Punteábamos, cortábamos con acetileno. Con el soplete, íbamos armando las piezas: el barco se arma como un
rompecabezas. Nuestro trabajo era ese gigantesco rompecabezas de hierro.
Los primeros 10 días no sabía si me quedaba o me iba a ir. Es un trabajo muy rudo, donde hay toda una serie de juegos entre laburan­teso Entonces, entrar nuevito es como entrar en la Colimba: que te abrían el cofre, que te sacaban el casco, y que tenías que pedir otro cas­co, que te tiraban la leche o te decían: "Pibe, trae me el martillo de go­ma" ... Algo grosero que te dabas cuenta, pero a veces te pedían herra­mientas que no existían. Era verduguearte.
y no te digo los "doble fondo": pegaban un mazazo arriba y vos estabas abajo, encerrado, trabajando en un cubo de metal y te queda­ba e! oído ...
No es que te tengan bronca. Lo agresivo se mezcla con lo afec­tivo. Es una forma de comunicarse, de limarte e! amor propio y pro­barte como compañero.
Yo no quería perder el laburo. Y ni pensaba en activar.

Contestar mal a propósito
Durante la escuela vislumbraba para mí que algo podía pasar con un par de compañeros. De hecho, uno después resultó del PO (Poder Obrero). Aquello sería una mezcla terrible. Pero en ese mes había que hacerse el tarado. De diez preguntas -me acuerdo- en el examen de ingreso contesté mal una, a propósito.
El problema central que había era las condiciones de trabajo. Y un turno desfachatado de 12 horas por día. De 6 a 6 de la tarde. A las cuatro se iban los que tenían "insalubre". Para nosotros insalubre era todo, pero la Patronal, por supuesto, tenía criterios especiales y se la daba apenas a un 10% del personal. Los acomodados. Teníamos unos delegados muy especiales. El Sindicato (SoIN-Sindicato de Obreros de la Industria Naval) también era especial: arreglado con la empresa. El sueldo había bajado, pero ellos igual mostraban como un triunfo, por ejemplo, las 12 horas ...
Estábamos muy controlados. En el 71 nos reuníamos ya un gru­po de 5 ó 6 compañeros, con la idea de hacer una Agrupación. Había peronistas, un grupo "El Obrero", que después fueron de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias). No había integrantes de un solo color. A fines de! 72 vamos a elecciones. Y naturalmente no podía ir ninguno de nosotros, porque nos iban a rajar y no iba a quedar nadie.
Entonces ponemos gente de los trabajadores viejos, la gente que nos parecía decente. Vamos a elecciones y perdemos por 70 votos. En ese momento nos identificábamos como Lista Marrón. Después del 73 años llamamos "Cro. Alesio".

La muerte como norma
Nosotros veíamos que ahí era normal aceptar que cada barco se llevaba una o dos vidas. ¿Qué hacía la Patronal cuando se moría un ti­po? Tocaba el pito, paraba, nos íbamos a casa y, al otro día, volvíamos a trabajar. Eso era todo.
HastaJunio de 1973, cuando un compañero -que se llamabaJo­sé María Alesio, precisamente -en un doble fondo, se nota que se acu­mula gas, tal vez que alguno dejó el soplete, él toca con la pinza y sé quema vivo. Cuando sale por el agujero del doble fondo, peor. Por­que la llama, al agarrar el aire, fue como una fogarata que corría.
Lo llevamos al Instituto del Quemado. Ibamos todos los días desde el Tigre, a vedo. Una buena mañana llega alguien:
-Che saben? Se murió José María.
Ahí se armó el quilombo. Tomamos la fábrica. Tomamos rehe­nes. A todos los directivos de la empresa que estaban adentro, salvo Braun Cantilo que no estaba en ese momento.
El 80% de los compañeros se quedaron con nosotros. Los del Sindicato se fueron: para ellos estaba establecido que era así, que siempre se iba a morir alguien. El Sindicato se llevaba los aportes, las cuotas y descuentos salariales y punto.

Lo primero
Cuando vos tomás una fábrica, lo primero que sabés es que no la querés hacer larga. Porque a la larga, perdés. Y aquí viene la otra parte de esta historia que duró 10 días. Los Montos.
Empezamos a necesitar contactos. Para que no nos repriman.
Los que. estaban cercanos a las FAR, ya estaban en Montos. Nos acer­can diputados, nos acercan fierros, porque algo teníamos que tener para defendemos, nos acercan posibilidad de llegar a jueces. Yo toda­vía no era de la JTP (Juventud Trabajadora Peronista, organización de Masas de Montoneros). Precisamente nosotros empezamos la constitución de la JTP. Estaba Julio Troxler en la Policía de la Provincia de Buenos Aires ...
Cuento todo esto porque si yo cuento que hicimos el conflicto y ganamos y todo eso, es de comboy. Suceden otras cosas alrededor. Todo esto, que no es pavada, idas y venidas, discusiones con los com­_pas, un fragoteo impresionante si lo pensás.
Un Juez se hace cargo de la historia y viene a pedir que libere­mos a los rehenes. Por supuesto, nosotros no aceptábamos, además pedíamos una serie de reivindicaciones:
La reincorporación de todos los despedidos por causas políticas . y el control obrero de la Seguridad e Higiene.

El control obrero
Además de otras reivindicaciones menores. En ese momento es­taba José Otero de ministro de Trabajo, que era dirigente metalúgico.
Entonces viene Otero a la fábrica. Quiere levantar, el muy turro.
Casi lo cagan a trompadas. Sale Otero rajando. Ya veían que no po­dían. Que esto estaba firme y se enfrentaban a una convicción que no esperaban.
No había posibilidad de marcha atrás y la Patronal, que tiene siempre mejor información que nosotros, viene a negociar. Ante la ca­dena de cosas que veía, ante la gente del barrio y no solamente la gen­te del barrio sino los parientes de nuestra gente, que los venían a ro­dear totalmente en la puerta de la fábrica, se da cuenta la Patronal que reprimir le salía políticamente más caro que negociar. La dimensión que aquello había tomado, con los canales de televisión delante, era a cara o cruz. Empezamos a negociar en el Ministerio de Trabajo.
No nos querían dar el control obrero. Pero era una condición si­ne qua non. Y tuvieron que darlo. Se lo ganamos.
Recuperamos a todos los despedidos. Hasta reincorporamos a los compañeros que en el 55 los habían echado por delegados sindi­cales, los viejos les deCÍamos nosotros, uno había sido anarquista, des­pedido en el gran quilombo por las 6 horas del 57, cuando hicieron una toma como nosotros

Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Ca­da lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde. Las lecciones se olvidan. La historia aparece como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las cosas.
RODOLFO WALSH.

pero esa vez los echaron a todos. Ellos nos contaban esa historia, no­sotros la reconstruimos a partir de ahí, de nuestra toma. Me acuerdo que casi todos estaban jubilados ya, pero dos volvieron. ¡y no lo po­dían creer!
Pero aquí está la otra historia que decía.

Jerarquías
Falta una parte en todo esto: yo era un tipo con miedo. Lo cuen­to porque, de lo contrario, armo una imagen y la imagen puede ser buena o mala, pero no aparezco yo en la realidad.
Qué era la violencia para nosotros. Y cómo procedían y proce­dieron después ellos, la Patronal.
Nosotros habíamos apalabrado al concesionario que le íbamos a garantizar el pago por morfi. Y a ellos, les dábamos la misma comida que comíamos nosotros. Algunos de ellos, empleados de jerarquía, des­pués nos reconocieron. Tuvimos una actitud muy humana. A veces ha­bía que parar a los muchachos, que agarraban las motos y las ponían a rugir para hincharles las pelotas. Pero no hubo ni verdugueo, ni juicios, ni nada de eso. Algunos después se acercaban. Te daban datos. Creo que algunos cambiaban de conciencia por haberse reconocido iguales a no­sotros y que sus prejuicios se les iban al carajo. Eso pasa.

Los desconocidos de siempre
En el 74 teníamos que tener nuevamente elecciones. Pero el Sin­dicato, la Burocracia,-interviene y pone gente del CDO (Comando de Organización), de los que intervinieron en Ezeiza. Tipos que todavía andan sueltos, gente muy especial: Rampoldi, que en un tiempo estu­vo de subsecretario de Trabajo en la gobernación con Duhalde. Tenían un tipo de los Servicios dentro de la fábrica.
Es bastante complicado de contar todo después de Ezeiza. En nuestra agrupación había de todo, era como un pacto colectivo. La ma­yoría no éramos peronistas, pero había peronistas simbióticos. Montoneros nos había puesto un responsable, pero nosotros nos respondía­mos a nosotros mismos. Tuvimos muchos conflictos con los Montos. No con JTP, porque JTP lo hicimos crecer nosotros. Porque como éra­mos un conflicto referente, nosotros después estuvimos en FORD, Ma­tarazzo, Terrabusi ... y siempre estuvimos en las tomas. Acompañando y:_demás: o sea que hicimos masa y ramificamos. Cada conflicto se re a­limentaba con el otro, que es lo que más le jode al sistema porque vuelve imparables las reivindicaciones y, cuando te querías dar cuenta, aparecía un montón de gente con la misma sintonía. Eso también te­nía un efecto entre tus compañeros de laburo, que a veces ni siquiera veían bien que nosotros nos fuéramos. En las fábricas es muy impor­tante ir a horario, estar con los compañeros, estar en el baúl un rato. Si a vos te absorbe Matarazzo, por más que estés peleando para que gane Matarazzo, no les importa un carajo. Tienen que verte ahí. Tienen un problema y te quieren ahí. No te perdonan que no estés.
Otra cosa interesante de esa etapa fue cuando me encargo del control obrero. Teníamos que ir al Instituto de Medicina del Trabajo, que funcionaba en la Facultad de Medicina. Salíamos de la Fábrica, y nos íbamos a la Facultad. Y nosotros, claro declarábamos a todo "in­salubre", pero no teníamos la más puta idea de los aspectos técnicos que había que resolver. Después hicimos convenios con la UTN (Uni­versidad Tecnológica Nacional) para que viniera a medir la contami­nación. De manera que había ritmo. La fábrica era la universidad y la universidad, fábrica ... ¡Qué lindo país somos capaces de hacer los la­burantes!

A Ezeiza se iba para una fiesta
Todo eso era JTP y el crecimiento de la JTP fue bárbaro. Lo que pasa es que ellos, los Montos, querían poner responsables directos de la Organización y nosotros no. Y después, la gran cagada de los Mon­tos: meter en acciones armadas a tipos que teníanjetoneo, como yo, a veinte cuadras de tu casa. Nosotros se lo cuestionamos. Aunque te­nían contemplación, porque nos cambiaron como cien responsables. La columna Norte era distinta. Había mucho FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) ahí. Era otra cosa. Todos éramos tan amigotes, que desfilaban los responsables, no nos dejábamos llevar a otros terrenos porque teníamos que defender a nuestros compañeros. Una cosa eran los dirigentes de) Montos que, total tenían cuanta casa querían para guardarse y otra, el compañero que tenía nomás su barrio. Yel com­pañero de buen tipo, iba ...
A Ezeiza se caminó como para una fiesta y volvimos con una masacre. Y 10 mismo tengo que decir de cuando fuimos el 10 de Ma­yo de la Plaza, o mejor dicho: de cuando volvimos. De las puteadas, la bronca, algunos lloraban, viejos y no tan viejos. No lo podían creer de Perón. Que se permitiera eso. Cómo no podían creer que Perón nos echara. Yo sí. Para mí era obvio que estábamos haciendo méritos para que nos echara. La incertidumbre que fue el tiroteo (Ezeiza), los mi­cros que perdieron a la vuelta, fue un quilombo y, sobre todo, la de­cepción. Fue la primera decepción con el Viejo. Un cachetazo.
Nosotros teníamos organizados 500 trabajadores y llevábamos
400.De verdad y sin exagerar, porque no era un mérito nuestro, era el momento. Cuatrocientos te digo de Navales, porque Metalúrgicos de Zona Norte, donde estaba el célebre Minguito y ésos, capaz que ni 50 llevaban. Metimos gente a lo loco. Hasta nos tuvimos que cagar a trompadas y palazos para llegar y que nos hicieran un lugar en la Pla­za de Mayo para ello. ¡y te imaginás que nos echen después!
Después la gente te pasa la factura: ádónde mierda me llevaste? y uno debía dar explicaciones. Pero eran desilusiones de peronistas. No de obreros.
Lo que yo pueda decir de entonces no es nada original.
Extraño la Solidaridad. No éramos un grupo de activistas. Éra­mos amigos. Íbamos a los casamientos, le pagábamos el casamiento al que no podía, nada que ver y muy difícil de contar en este contexto actual. Por eso cuando los comunicadores hablan de la violencia, di­cen que toda violencia es igual, yo me digo que lo nuestro era un ac­to de violencia pero cómo era la violencia de ellos?

El dedo de los patrones
A nosotros antes del Golpe ya nos habían matado a siete compa­ñeros. Las Tres A y todo eso. Cinco navales y 2 metalúrgicos. Además nos habían levantado tres compañeros que todavía no sabemos cómo los salvamos. Los levantaron, los torturaron y los liberamos. De éstos a uno, después sí lo matan: Martín Mastinú, delegado igual que yo de la sección Calderería, este compañero que decía al principio.
La violencia de ellos fue traer patrulleros, carros de asalto, ca­miones con tropas.

Así como al desmoronarse la estructura imperial de Roma, el ejército de cada provincia asumió el gobierno político vacante, a la caída del monarca español, el ejércitO patricio que comandaba Saavedra se hizo cargo del gobierno vacante en Buenos Aires el 25 de Mayo de 1810. ( ... ) La Revolución de Mayo fue un pronunciamiento militar ( ... ) Del mismo modo, la declaración de la Independencia por el Congreso de Tucumán, el9 de Julio de 1816, fue también una decisión militar. No hubieron mayorías tumultuosas ni sufragistas, sino jefes que decidieron lo que debía hacerse.
JORDÁN BRUNO GENTA (subrayados del propio autor), 1960

Todo en puerta de fábrica el 24 de Marzo. Y levantaron todo lo que podían. Después hicieron todo lo que ya sabemos. Fuimos tortu­rados, matados.
Pero antes de todo eso, fuimos denunciados, nombre por nom­bre, durante dos días que los milicos se instalaron en nuestra empre­sa después del asalto del 24, por algunos de aquellos que tuvimos de rehenes". 

A 39 años de la toma de astilleros ASTARSA

El 30 de mayo de 1973, tras conocer la noticia de la muerte del trabajador José María Alesia (a las 6:55 a.m. según el certificado de defunción) los obreros del astillero, en el marco de una huelga por los sucesivos accidentes de trabajo, deciden la toma de ASTARSA, el astillero naval ubicado en Tigre, provincia de Buenos Aires.


La toma trajo aparejada la constitución de una Comisión de Control Obrero de la Higiene y Seguridad (durante el periodo mayo 1973 - marzo 1976). Esta comisión resultó una experiencia inédita en materia de participación de los trabajadores y llegó a incidir en el control obrero de la producción, en términos de Gramsci, como una fase sindical elemental de la lucha del proletariado contra el capitalismo, mediante la resistencia primero y la ofensiva después.


Gracias a la generosidad y compromiso de los protagonistas sobrevivientes (cabe destacar que de los 24 trabajadores navales de zona norte detenidos-desaparecidos o asesinados, 14 de ellos pertenecían al astillero ASTARSA), se pudieron recuperar parte de los registros de la Comisión de Control Obrero, los actos administrativos emanados desde el Estado y los documentos técnicos del empleador.


Este conjunto de hallazgos tiene un hilo conductor que desemboca en el presente de nuestros días, aún transcurridos treinta y nueve años desde el final de esta práctica, y continúa significando un antes y un después en las luchas obreras en defensa de la salud de los trabajadores.

Links recomendados sobre ASTARSA:

Homenaje a los trabajadores de ASTARSA por el grupo “Namuncurá, los primitos del morales” en:

Experiencia obrera, lucha armada y lecturas de clase, por Federico
Guillermo Lorenz, en: